Hay un pasillo largo, muy largo y oscuro. El piso es viejo y huele a polvo y humedad. El parqué sobre el que nos movemos está gastado y sucio. Te sigo en silencio; llevas ese abrigo negro de grandes botones dorados. Es todo lo que veo, el abrigo y la penumbra del corredor.
Giramos a la izquierda. Parece que nadie ha usado esa habitación en años. Sacas una bolsa y recoges los libros de la estantería, uno por uno, los depositas con suavidad sin que el plástico cruja siquiera. No sé exactamente qué hago aquí, ni sé cómo ayudarte. Apenas puedo distinguir los rasgos de tu perfil. Ahí están las gafas negras y el pelo sobre los ojos, la forma tan característica de la nariz y los labios. No sé si puedes verme como yo te veo. Cuando todos los libros están en la bolsa, sales de la habitación. Yo te sigo.
Cruzamos el pasillo hasta que al final, a la derecha, veo como se cuela un brillo mortecino. Entramos en el salón sin decir palabra. Algunos muebles están tapados por sábanas, otros simplemente aparecen como restos de un naufragio en el tiempo. Tú sigues avanzando, te pierdes en el inmenso salón como entre un banco de niebla. Te vas sin que me dé tiempo a despedirme. Pero estoy bien aquí, en medio de la estancia, viendo al polvo trazar figuras extraordinarias en cada rayo de luz filtrado a través de las cortinas. Los libros, los muebles, la nostalgia infinita; tú te has marchado, ya no oigo los pasos resonar en la madera. No importa. Estoy tranquila, muy tranquila, porque esta estancia soy yo.
Y es entonces cuando suena el despertador.
3 comentarios:
Yo he soñado hoy también~~ :3
Bueno, este es de hace unos días (martes, miércoles o por ahí), pero llevaba dándole vueltas desde entonces. Y hoy lo he escrito y ya me siento bien :)
Me gusta, todo muy visual.
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