no cedieron, y así permanecieron
inconmovibles de dentro y de fuera,
armados contra toda tentación.
¿No tenías acaso tú la misma
Voluntad libre y la energía para
resistir? Tú la tenías. ¿A quién, pues,
tienes tú que acusar, o a qué, cuando
el libre amor del Cielo nos trató
a todos por igual? Maldito, entonces,
sea su amor, puesto que amor u odio,
resultan para mí dolor eterno.
Mas no; maldito tú, puesto que contra
Su voluntad la tuya libremente
escogió que tanto ahora lamentas.
¡Miserable de mí! ¿Por qué camino
evitaré la cólera infinita
y la infinita desesperación?
Dondequiera que huya es el Infierno;
pues yo soy el Infierno (...)
Luego ¡oh, por fin, apiádate de mí!
¿No hay lugar para el arrepentimiento,
no queda ninguno para el perdón?
Ninguno, a no ser con sumisión;
y el desdén me prohíbe esta palabra
(...)
Esto lo sabe bien quien me castiga;
de modo que tan lejos está de él
concederme la paz como yo estoy
de mendigarla. Así excluida, pues,
toda esperanza, en vez de meditar
en nosotros, proscritos y exiliados,
contemplemos al hombre recién creado,
en el que se deleita y para quien
ha formado este Mundo. ¡Adiós entonces,
Esperanza, y con ella adiós temor,
y adiós remordimiento! Todo bien
para mí se ha perdido; mal, sé tú
mi bien; al menos por ti compartiré
el dividido imperio con el Rey
de los Cielos, y en más de la mitad
quizás reinar consiga; como pronto
sabrán el hombre y este Mundo nuevo.>>
John Milton, Paradise Lost (libro IV).
PD: lo admito, estoy enganchada a una epopeya sobre la creación de la humanidad escrita en el s.XVII.
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