Por amor al arte tengo que plastificarte
-créeme, lo lamento profundamente-
pero consuélate sabiendo que es todo parte
de un complicado proceso existencialista
para demostrar(me) ausencia y falta de tacto.
Pero antes, ¡fuera lo viejo y lo corrupto! Adiós
a las impresiones de luz sobre tu pelo desordenado;
que desaparezcan nuestras decrépitas virtudes
temblando de frío y olvido, de arena y de cenizas
y de todo lo que ha sido hecho para desvanecerse.
Y ahora, antes de irme –lo siento de veras- debo plastificarte.
Recuerda que es un favor que te hago, y que es todo alma y corazón,
y sangre; acuérdate de que hacemos esto por amor,
por amor al arte.
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