Ni haikus, ni poemas, ni en inglés, ni prosa.
No soy yo ya. Si no escribo, me deshago sin remedio. Pero hay algo -ese algo- que se me cae, se me escurre, se pierde por las esquinas a cada rato. Y no es algo que se pueda parar. No puedo gritar "¡Basta!". Ojalá pudiera.
Creo que estoy empezando a morirme un poco por dentro.
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