20110514

H.

Ha pasado el tiempo. Sigo viva –¿lo ves?

Estos son mis brazos; éstas, mis piernas.

Se mueven. Se callan.

Mis ojos aún preguntan. Mis ojos son de humo

-el mismo que deposité con cuidado sobre la almohada,

antes de irme por segunda vez-.

Mis manos aún suben y bajan sobre las cuerdas

cada vez más fuertes y viejas.

Saben a hierro. Saben a noches casi olvidadas

y a demasiadas maneras de engañarse

a uno mismo.

Mi frente aún conserva grabadas las últimas palabras

de Dios

antes de abandonarme.

Pero mi boca se ha marchado. Mi boca ya no contiene

más que pedazos de vidrio.

La marea ha subido, las palabras han saltado

por la ventana. Yo, mientras,

miro a cualquier parte y rezo por mi alma.

Porque ya no se me ocurre qué otra cosa

puedo hacer.


2 comentarios:

Durch dijo...

Demasiadas, ¿eh?

No está mal. ¡Danos más!

Sui Greene dijo...

Me gusta òo
Y me gusta que escribas de ese lado òo