20110323

I know the pieces fit

‘cause I watched them fall away

Schism, Tool


PRIMER CUADRO: Un par de personas que caminan por la calle (chico y chica). El chico lleva un paquete de galletas. Charlan animadamente; él ríe de vez en cuando, ella hace aspavientos todo el rato. No parece que tengan un rumbo marcado. Giran a derecha o izquierda según les apetezca.

SEGUNDO CUADRO: Interior, día. La ventana de la habitación está abierta; la chica1 fuma a su lado, sentada a la mesa. La chica2 está tumbada en la cama. El chico, tumbado en el suelo; también fuma. Los tres hablan, pero el ambiente se vuelve tenso a ratos.

TERCER CUADRO: Exterior, día (pero al atardecer). Los tres sentados en un parque, sobre la hierba. Arrojan flores al aire y cantan. Música melancólica.

CUARTO CUADRO: Interior, noche. Una llamada telefónica sin pies ni cabeza. Silencio incómodo. Música de Psicosis. La chica respira hondo, busca ese-disco-de-Bon-Iver-en-concreto y decide ponerse manos a la obra.


(En esta película no se escriben los diálogos. No es exactamente un documental, aunque podría ser un buen retrato de costumbres. Qué sé yo.)


“Últimamente quiero escribir a todas horas, en todo momento y lugar. Siempre lo he necesitado, pero ahora se ha convertido en una extensión de mi cuerpo, y eso me gusta. No es un talento a observar sino un órgano multifuncional, una especie de sensor que me recuerda el olor de las situaciones cuando ya empiezan a desvanecerse. Ejemplo: exterior, día. El aparcamiento de una facultad; huele a aire nuevo, a mar que vuelve a casa y a sol que me calienta la espalda. Se me duerme una pierna. Me levanto, doy vueltas, pido un cigarrillo, pido un mechero, me siento, escribo otra vez.

Interrupciones estúpidas. Uno tendría que encerrarse en sí mismo hasta que pase el temporal. Por cierto, debería prohibirse la gente pesada que se empeña en husmear lo que apuntas. Mind your own business, bitch. Es privado, algo entre yo misma y mis tropecientos álter-egos bien educados. Saltan y dan palmas a la vez -¡una gozada!

Los diálogos, decía, no se escriben en esta película. Pero son lo más importante. Claro que son lo más importante. Me pregunto qué habría pasado si el ser humano careciera de la capacidad de comunicarse (aparte de habernos ahorrado mil problemas y haber dejado a Chomsky sin trabajo, claro). Yo no estaría escribiendo ahora. Así que me consagro a la evolución, le sacrifico un par de ovejas al hado y todo resuelto. No vaya a ser que un día despierte y haya olvidado cómo completarme.

Mantengamos, pues, la necesidad/existencia de la comunicación. Si yo no estuviera escribiendo ahora, otro idiota lo estaría haciendo en mi lugar. Es arriesgado decidir si lo haría mejor o peor, si recordaría acentuar todas las partículas interrogativas indirectas o colocar bien las comas. Pero estaría comunicando algo, y eso presenta siempre un valor inherente. Otra cosa es que decidamos reírnos en su puta cara porque sea una puta mierda –como en la mayoría de los casos. Por suerte para la raza humana, conozco un buen puñado de gente que nos salvará de la mediocridad literaria.”


CUADRO QUINTO: Interior, noche (el mismo de antes). La chica se rasca el cuello, decide que algo no funciona y sustituye el disco de Bon Iver por otro de Nick Drake. “¡Ah, esto está mucho mejor!”. Música de clarines.


“La escritura surrealista (escritura automática, composición de cadáveres exquisitos) es probablemente el método más maravilloso jamás creado por el hombre. Ni fluir de la conciencia ni diario ni distanciamiento: la sinceridad con el subconsciente (sin mezclar a Freud en esto, no vayamos a desvirtuar los términos). Pero, ojo: absténganse “contenidistas”. Esto es nuestro territorio, dominio de los chalados amantes de la forma. L’art pour l’art, the art for its own sake.

-Si tú me sostienes, yo te sostengo.

-¡Trato hecho!

Y así se va sobreviviendo, poco a poco, día a día. He aprendido a medir el tiempo en copas (y vasos, litros y chupitos) para no tener que usar reloj. No me va mal, aunque a veces me duelen un poco las rodillas –será por la edad, digo yo. También he decidido prescindir de los lazos familiares y sentimentales, de usar un dentífrico a la moda o de aprenderme de una vez por todas el camino de vuelta a casa. Total, para qué. Mientras quede un agujero en la ciudad, podréis encontrarme. Mi cuerpo se sostiene a base de café y conversación. No es difícil dar conmigo; lo difícil es verme, atravesarme (¡no podéis, no podéis! ¡Rendíos!). No sé pedir perdón ni dar las gracias, nunca supe hacer el pino ni atarme los cordones de las botas, jamás sabré qué hacer cuando la ocasión lo requiera. Pero podréis encontrarme. Mientras quede un ápice de lenguaje humano en pie, estaré ahí para comérmelo y destilarlo, como una clase extraña de planta que practica la fotosíntesis verbal. Hablar o escribir, qué más da mientras me mantenga en pie al final de cada noche.

(Pero bueno, no hay que ponerse líricos. Es malo para el cutis; además, por nada del mundo un tío duro abandona su imagen de tío duro (¿a que no?). Y yo soy de los más duros a este lado del sol.)

Cuando gane el Nobel de literatura, vendrá algún crítico soplapollas a leer entre líneas todo lo que hago, incluso la lista de la compra. Pero no hay nada entre las líneas: lo que hay son –precisamente- líneas. El significado está ahí, ni al norte ni al sur. Y ésto es tan fácil que seguramente caerá en el examen.”

Atte., Jackie Miller (atenta desde la mente o lo que le queda de ella).

2 comentarios:

Durch dijo...

Contestando a tu comentario en mi blog: Es cierto, mola mucho que estemos tan "productivos" ultimamente. Yo además estoy mucho más cómodo escribiendo en el viejo blog de nuevo.

En cuanto a la copa y los retratos, conozco a una chica a la que le encantan las metáforas alcohólicas. xD

Durch dijo...

"Atenta desde la mente." (L)
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