A ti, pequeño hermano
Hoy es el día de la ceniza
y de la pérdida
El adiós de la última mirada, que arde aún
a la espera
Dejará que la luz se marche
La sombra lo cubrirá despacio, en un silencio
largo y blanco, interminable: primero vendrá
el letargo, luego la tierra, luego
el vacío sordo.
Dormirá bajo el árbol más querido.
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